martes, 29 de marzo de 2016

La oscuridad de las divas del pop (II)


Por supuesto que no todo acabó en ese post que buscaba justificar por qué yo, sombría y tenebrosa, tendría motivos para escuchar pop comercial. Los viejos hábitos nunca mueren, y tratar de verle lo deprimente a todo es uno de mis pasatiempos favoritos.

Resumiendo: suelo escuchar pop y suele tener connotaciones tétricas para mí. Y me encanta. En los últimos años, los éxitos que más me hirieron la cabeza por culpa del contexto lamentable que yo les di, fueron los siguientes:

Edward Maya & Vika Jigulina - Stereo Love

Ya sé, no es diva, no importa.

Creo que, a estas alturas, todos ya sabemos que el 2010 fue un año espantoso para mí. Este tema sonaba mucho. Siempre. En todas partes. Recuerdo especialmente que sonaba en la difunta línea 24 a la salida de la facultad, momento en que una siente exactamente cero ganas de vivir; o en la disco, donde por lo menos mil veces en una misma noche lo ponían. ¡Y yo lo detestaba! Lo odiaba, me daba rabia que sonara todo el tiempo y que fuera tan repetitivo. Me daba arcadas.

Ni siquiera sabía cómo se llamaba el tema, lo aprendí hace unas semanas porque, ahora que ya pasaron unos años, sonó en la radio una vez y lo busqué. Ya no lo odio tanto, tal vez sea nostalgia, aunque no sé qué nostalgia puedo sentir de ese tiempo tan miserable. Lo que no me canso de recalcar es que hubo un determinado momento en que esto sonaba SIEMPRE.

En aquel entonces, yo solía caminar bastante seguido de noche, sola y sin plata por el centro. Gran parte de ese año, muchas calles estuvieron cerradas por meses enteros para hacer «mejoras», por lo que yo tenía que caminar a zonas más desoladas para poder agarrar algún colectivo. ¿Hay algo más deprimente que andar de noche, sola, sin plata, por el centro de Asunción? No, no existe tal cosa. Y que esta haya sido la banda sonora de esas caminatas entre las ruinas, solamente me va a traer recuerdos dolorosos.



Usher - DJ Got Us Fallin' In Love

Tampoco es diva, ya sé. Tampoco importa.

En su momento, nunca llegué a escuchar este tema completo, por lo que no supe hasta muchísimo después que era otra víctima más del infame «ft. Pitbull». Solamente retuve el coro, y fue un hit más que pasó al olvido como si nada.

Hasta el 2013, otro año medio denso para mi vida. Me había mudado hacía poco, y contaba hasta los decimales de todo lo que compraba (y compraba solo si no podía evitarlo) porque tenía que apretarme el cinturón.

Para dicho menester, recurría mucho a una compañera de trabajo, que resultó ser también mi vecina. Íbamos y veníamos juntas en su auto todos los días, y fue ahí que aprendí a perder el miedo a los compañeros de trabajo (historia para otra ocasión, quizá).

Resulta que la música de auto de esta amiga era un quilombo. De todo, para todos los gustos. Entre su variada oferta musical, aparecía de vez en cuando esta canción. Fueron los últimos meses de trabajo a medio tiempo para ambas. Ahora, cada vez que suena, inevitablemente me pregunto cuándo fue la última vez que tuve una tarde libre, que dormí una siesta, que no me invadía el cansancio.


Tove Lo - Habits (Stay High)

Creo que tampoco cuenta como diva, pero déjenme decirles que hace décadas que Suecia viene ejecutando a la perfección su plan de dominar el mundo a través del pop.

También me enorgullece mencionar que, este tema no me identifica, ni representa, y que no retrata ningún episodio de mi vida.

Sé que ya estoy grandecita y que tengo que aceptar que toda esa alusión a las drogas y destrucción que hace el pop de hoy día (cosa que hace unas décadas solía hacer el rock, y que ahora quedarían como unos ridículos si lo hicieran) es una mentira que se hace para agradar a las masas fiesteras que consumen drogas estimulantes porque es la única forma de soportar más de un minuto de «punchi punchi» sin morir. Ya entendí.

Pese a todo esto, me fascina la historia de dolor de esta canción, aunque sea una farsa. Justamente, Queen Of The Clouds, el álbum de donde sale este tema, se divide en tres secciones, y la sección en la que está Habits es The Pain. El lamento por un amor que ya terminó, el no poder sacarse eso de la cabeza y que la única manera sea la autodestrucción, para distraer la mente... Es bastante deprimente, la verdad, y me parece una muestra excelente de cómo los hits bailables pueden, en el fondo, tener mucha miseria emocional.